domingo, octubre 14

Pintando árboles


No puedo explicar lo inmensa que es la atracción que generan en mí aquellas simultaneidades de puntos de colores armoniosamente ubicados y aquellas formas meticulosamente trabajadas en diversos materiales. La expresión del ser: palpada con los ojos y vista con la punta de los dedos. La comunicación pura entre el autor y el degustador a través de su obra sin importar la cantidad de movimiento -¡Oh, no! No me harán utilizar el ridículo concepto de "tiempo".- que haya habido entre la existencia de ambos. Las antigüedades son mi tótem y yo su sierva fiel. Lienzos, esculturas, adornos, arquitecturas, muebles, Etc. Desde lo realizado por -exclusivamente- satisfacción y terapia de el creador hasta el objeto ideado lo más funcional-mente posible para la cotidianidad. Una cosmovisión plasmada en simples pinceladas de un cuadro o en los sencillos detalles de una mesa tallada. La causa de mi deslumbramiento consiste en observar o palpar el objeto hasta que el mismo se haya desintegrado y solo exista el polvo de ello que es la semilla del inventor. Un sitio en la expresión que represente algo así como el útero materno para sí.

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